Como seres humanos que somos, no hemos llegado a este mundo para vivir y dar vida en soledad. Lo personal puede reflejar lo empresarial. Como cualquier relación que construimos, lo primordial es la confianza mutua que nos tenemos, tanto en relaciones familiares, amorosas, amistades o finanzas. Lo mismo pasa con un asesor financiero o un asesoría empresas.
En este último campo, también existe la posibilidad de que haya personas toxicas y peligrosas, -como también hay asesores financieros que son excelentes y que saben mucho-, pero no podemos dejar de recalcar quienes no lo son, ya que la mayoría de las veces sus intenciones son demasiado ambiciosas o superficiales al punto de solo querer explotar un producto sin importar nuestras necesidades. Correlativamente, esto puede causar a un inversor lesiones peligrosas y puede terminar con toda su historia laboral y acabar con su vida de trabajo y de ahorro. Por eso hay que estar atento y saber elegir en quien confiar como asesor.
Para poder evitar caer en este tipo de personas, es fundamental que tengamos en cuenta la escala de valores por la cual se está rigiendo, que intereses tiene para/con nosotros, por ejemplo, si lo que está buscando es una relación a largo plazo, una estabilidad, o bien solamente poder sacar provecho del producto obteniendo comisiones fijas independientes al bienestar de nuestro negocio.
Es bueno saber que esta persona es un asesor financiero o de cualquier otra rama profesional en su oficio, que esté siempre actualizado en cuanto a estrategias y métodos en asesoraciones de inversiones y transacciones. Una persona informada de las últimas novedades te ayudará a escoger adecudamente dónde invertir tu dinero y sabrá advertirte de posibles daños a futuros, con lo cual la asesoría empresas será correcta y podremos confiar.
Como todo profesional, es positivo conocer los antecedentes y experiencias de la persona a quien vamos a confiar como asesor, cómo se ha manejado anteriormente en otras compañías, si no ha tenido líos con las autoridades reguladoras, si no posee malas referencias, etc. Hay que buscar la mayor transparencia posible, esto hace la confianza y nos dará la seguridad que necesitamos como clientes.
Que nos brinde un informe periódico sobre lo que podría perjudicarnos económicamente, siempre habla bien de un asesor financiero. El estar informados sobre los últimos acontecimientos podría ahorrarnos mucho dinero. Lo que no quiere decir que esta sea su única función, y que cada comunicación con él sea una noticia positiva o de dicha índole.
La explicación de todas sus acciones y decisiones siempre jugará a favor, ya que es la manera de que a nosotros nos quede claro en qué estamos invirtiendo. Es fundamental que un asesor financiero sea capaz de poder explicarnos qué es lo que estamos llevando a cabo. Que tenga paciencia y sea repetitivo, en el caso de necesitarlo. Además de la claridad y precisión al momento de expresarse.
Hay que tener en cuenta que la confianza se adquiere en conjunto. Nunca es malo confiar en un asesor financiero, siempre y cuando podamos llevar adelante una relación de constante comunicación, para estar atentos y actualizados del trabajo de ambos, y así lograr un mejor funcionamiento como equipo, siempre teniendo el mismo objetivo: el éxito de tu empresa.
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